lunes, 19 de marzo de 2012

~ Capítulo 8 La gran noche

Veiniticinco, veinticuatro, veintitrés, veintidós, veintiuno... eran los minutos que quedaban.
La media noche ya estaba al caer, y cada vez tenía más ganas de estar preparada para ir al punto de nuestro encuentro.
Había acabado de cenar, colgado mi último tweet en twitter y terminado de arreglarme.
Me puse un vestido negro, bastante corto, una chaqueta fina, de esta misma altura y unos tacones no muy altos, del mismo color y añadí un bolso plateado, al igual que la tonalidad de una fina capa de sombra de ojos que llevaba aplicada.
Unos tirabuzones sobresalían de mi pelo ya rizado, a más de media melena y un gloss rosa clarito cubría mis labios, por encima suyo, un poco de colorete, para resaltar mis pómulos.
Todo estaba listo, bueno yo ya estaba preparada, y contaba los segundos debajo de un árbol, de ese lugar. Apoyaba mi pie sobre su superficie, y el otro en la hierba. Mi mirada miraba caída hacía el suelo, sin poder esperar más. Las doce pasaban segundos, mi espera era más intranquila, ahora mi mirada era fija en el horizonte, y dos, tres, cuatro y cinco minutos pasaban.
El silencio era cada vez más incómodo, y de las doce y cuatro las horas sobrepasaban. La noche estrellada caía sobre mí, y ya pensaba en tomar rumbo por dónde había venido, borrar su número de teléfono, tirarme a llorar sobre la almohada y comprarme una tarrina de un kilo de chocolate.
Ya me estaba replicando una y otra vez que gracias por ser tan estúpida y que ya había caído, otra vez sobre las mismas. El camino era cada vez más alargado, iluminado por farolas,  y con mi moral por los suelos, con el maquillaje corrido por la cara, y muchos sentimientos.
Giraba la esquina, mis pies rozaban la arena, las olas rompían en los acantilados, y todo me recordaba a su presencia.
Kevin.. joder ¿porque me haces esto? - pensé y dejé de caminar por unos segundos.
Entonces, un cuerpo se asomo por mis espaldas, colocó algo plástico sobre mi cabeza, me subió a sus hombros, y me susurró un lo siento.
Me hundí sobre la moto, y alcanzó rápidamente mucha velocidad, mientras mis rizos golpeaban mi espalda, y una sonrisa iluminaba mi cara.
- Lo siento, lo siento enserio de verdad, siempre soy muy impuntual... - le pusé la mano en la boca y le hicé callar.
- Te perdono solo si me dices a dónde vamos y de dejas darte un beso.
- ¿Y si cumplo una de las dos?
- Sí, yo también quiero saber a dónde vamos a ir a parar.
- No, yo quiero un beso.
- No, uno detrás de otro.
- Vale estamos de acuerdo.
- Pero, ¿quieres decirme a dónde vamos? - dije encaprichandome.
- No, ahora lo verás. - dijo orgulloso.
- No me gustan las sorpresas. - repliqué
- Pronto lo sabrás. - se burló y me sacó la lengua hacía un lado, anda que si estuviese yo a esa altura, le habría dado miedo hacerlo.
Llegamos a una casa, una casita de madera, a los escondites de algún lugar, ya a largas horas de la madrugada, aunque no pude mucho apreciar. No podía dar importancia, porque lo único que hacía era dar vueltas a un lado y otro de un colchón, besar a una persona maravillosa, hasta que llegue a un basta, me senté sobre el colchón y dije;
- Espera. Todo esto es demasiado precipitado... no estamos preparados para esto. Una mala experiencia volvio a aparecer por mi mente, dí decaída y pensé, que tal vez, solo fuera un objeto, y eso me dolió, pero, a pesar de aquello, se sentó a mi par y calmó mis lágrimas.
- Siempre tengo que estropearlo todo.. - me hundí en su pecho y dejé que todo lo malo, me llenará en la penumbra y se unieran nuestros corazones.
- ¿Estropear el que? - dijo secando mis lágrimas.
- Esto, ¿no ves esto? - dije señalando mi rostro lloroso, y después llevándome las manos a la cara.
- Explícame, y deja de llorar, que me estas matando.
Le empecé a contar todo, todo mi maravilloso pasado ¿que bonito verdad? seguro que ya estará buscando información sobre él para hacerlo cenizas, y sólo por mí, por haberme interpuesto entre su camino, una tarde de 2 de julio. ¿Porque dejé que mandará sobre mis riendas?
- Tu no tienes la culpa de todo aquello, él no te supo valorar. - me abrazó y besó mi frente.
- ¿Serías capaz...
- ¿Qué si yo sería capaz de qué? ¿estas loca? yo no sería, no se me pasaría por la cabeza hacerte todo aquello ¿eso es una pregunta? dios, Miranda... yo te quiero.
Sonreí y sequé mis lágrimas.
- No... eso ya lo sabía - sonreí de nuevo- si... serías capaz de luchar por mí, y.. hacerme olvidar mi pasado, porque formas, parte de mi presente.
- Claro que sí tonta... ¿sabes que estas guapa hasta llorando? - me acercó y beso.
- Sabes... no voy a volver a dar vuelta atrás, así que ten cuidado de no arrepentirte de lo que vas a hacer..
- No lo haré - y volvió a empezar un camino de besos por todo mi cuerpo.


Hola! Siento haber tardado tanto en subir. Solo deciros, que me encanta que comentéis cada capítulo y que dejéis una huella en esta historia, y me déis ánimos a seguirla, por eso, comenta porfavor. Si no me sigues, sigueme con tu blog o desde tu twitter, y así siempre que suba nuevo capítulo, podrás ser la primera en enterarte, porque te mandaré el aviso:) Cuándo este capítulo alcance los seis comentarios, subiré el próximo, todo depende de vosotras. Sigueme y comenta, y nos vemos en el próximo capítulo:)  Responde a la encuesta de la cara superior;) Os quiero mucho.- Sonia.

4 comentarios:

  1. Por diosss se ha quedado en lo mas interesante enserio capitulo siguiente YA¡

    ResponderEliminar
  2. Interesante! La cosa se pone emocionante...Continua! ;)

    ResponderEliminar
  3. Continuaaa yaaa plisss por dios que intriga xD

    ResponderEliminar